por CLAUDIO MADAIRES
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Allí donde está el mar está occidente.
Otra aurora naciente
me descubre en la playa, solitario.
Es cíclico, común, tan rutinario:
el ascenso en horario
de la estrella solar, muy suavemente.
Pienso en ti, en el océano inclemente,
en la partida hiriente
hacia el tremendo olvido, en el calvario
de aquellos que sabemos del Sicario
que nos sepulta a diario
como a sombras de un sueño, eternamente.
Detrás de las metáforas, amigo,
soy sólo un ser humano frente al mar.
Y aunque sufro al pensar
en ti, ola final, no te maldigo.
No hay premio tras la vida, ni castigo.
Al final todos van a naufragar,
todos van a nadar
hasta el hondo profundo, allá, contigo.
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Soneto dantesco, al estilo del Alighieri .
© Claudio Madaires. De su libro Chaturanga